La mudanza de oficina puede convertirse en una auténtica pesadilla si no nos organizamos como es debido o recurrimos a profesionales que contribuyan a hacerla lo más llevadera posible.
Lo recomendable es seleccionar un momento del año en el que tu oficina o empresa experimente una menor actividad. Generalmente, los meses de verano suelen ser una excelente opción.
Al familiarizarte con el nuevo espacio, podrás tomar apuntes sobre cómo reorganizar los espacios y, por supuesto, evaluar cuánto se debe invertir en transporte y embalaje, considerando la distancia y los obstáculos que se presenten durante la mudanza.
Se ahorra mucho tiempo, espacio y esfuerzo si, antes de comenzar la mudanza, se dedica tiempo a desechar todo el material prescindible que se ha ido acumulando en la oficina con el paso de los años.
Será de gran ayuda que todos sean responsables de su propio espacio de escritorio. Avisa al personal de cuándo necesitarán empaquetar sus escritorios y trata de alentarlos a que lo vayan haciendo con tiempo y no se pongan a hacerlo todo en el último minuto. Es recomendable que permitas que tu equipo descanse durante unas horas el día previo a la mudanza para que puedan tener sus escritorios organizados.